La serie que examina los rasgos claves de la cultura contemporánea característica del ‘campo’ en el que nuestros catequistas actuales siembran la palabra.
La tierra en la que queremos sembrar la semilla de la palabra de Dios en la catequesis recibe una influencia radical de parte de la mentalidad filosófica del pragmatismo, influencia que hace que la tierra se vuelva un poco pedregosa, incluso espinosa.
El pragmatismo es una mentalidad riesgosa. En su encíclica sobre la fe y la razón, el Papa Juan Pablo II dice esto muy claramente, describiendo el pragmatismo como ‘peligroso’. Dice, ‘No menores peligros conlleva el pragmatismo, actitud mental propia de quien, al hacer sus opciones, excluye el recurso a reflexiones teoréticas o a valoraciones basadas en principios éticos.’ (Fides ET Ratio 89)
Esta mentalidad, por lo tanto, descuida la verdad en favor de lo parece ser práctico. El Papa Benedicto relaciona esta manera de pensar con la narración de la Pasión: ‘En el relato de la Pasión de Cristo encontramos la pregunta de Pilatos: "¿Qué es la verdad?" (Jn 18, 38). Es la pregunta de un escéptico, que dice: "Tú afirmas que eres la verdad, pero ¿qué es la verdad?". Así, suponiendo que la verdad no se puede reconocer, Pilatos da a entender: "hagamos lo que sea más práctico, lo que tenga más éxito, en vez de buscar la verdad". Luego condena a muerte a Jesús, porque actúa con pragmatismo…” (Asís: Discurso a los jóvenes, 17 junio 2007). Aquí, el Santo Padre revela las consecuencias malévolas cuando vivimos de acuerdo con la mentalidad pragmática, en la que estamos dispuestos a hacer caso omiso de las preguntas mayores de la verdad.
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