Jazyky

Franciscan at Home

Forming those who form others

We do it for Someone

At the recent Synod in Rome on New Evangelisation and the Transmission of the Christian Faith, the Superior General of the Missionaries of Charity made this Intervention, which illustrates how the work of love united to an exposure to the Christian faith is the first step of evangelization.

Your Holiness, Dear Synod Fathers, my dear fathers, brothers and sisters,

Our Mother Teresa is known for the work done for the poor. Not all are immediately aware of the aim of our work that is ‘to bring souls to God and God to souls’. When asked by the Minister of Social Work about the difference between his work and her work, she responded: ‘You do it for something, we do it for Someone’.

Catechesis and Vocations: Two Threads for Worthy Living

Deacon Mike Knuth helps us to understand the meaning of vocation and how to foster a vocational environment.

St. Paul admonishes in Ephesians 4:1, ‘I…urge you to live in a manner worthy of the call you have received…’ Here St. Paul shows us a profound and intimate relationship that exists between catechesis and vocations. In the great tapestry of our faith, two important threads are the call God has placed within us, and the life we live in response to it. How can we live a life worthy of the call if we don’t understand both the call and the kind of life that the call elicits?

The word vocation comes from the Latin word vocare, which means ‘to call’. The Catechism of the Catholic Church (CCC) defines vocation in its glossary as, ‘The calling or destiny we have in this life and hereafter.’ Vocation is really a way of life – a living in communion with God now that prepares us for eternal communion.

As we know, catechesis prepares a Christian to live in a community, and to participate actively in the life and mission of the Church. Christian community does not spontaneously happen. It comes about through the careful education of its members. Presenting the Christian message, catechesis not only shows who God is and what His saving plan is, catechesis must also reveal man to himself and make him more aware of his sublime vocation.[i] The General Directory for Catechesis (GDC) speaks of the role the Catechism is to play in demonstrating to man his highest vocation.[ii] Using the Catechism, let’s examine this whole area of God’s call.

Sacred Signs: The Name of God

This liturgical meditation is taken from Romano Guardini's book, Sacred Signs.

We men have become gross; of many profound and delicate things we now know nothing. The word is one of those things: we think of it as superficial, for we no longer realise its inwardness; we think of it as transitory, for we no longer feel its force – it does not hit, it does not strike; it is only a light structure of sounds. But it is a fine body for something spiritual. The essence of some object before us, and what is awakened in our own soul on seeing it – these two meet and find expression in the word.

That is how it should be, and how it surely was with the first man.

In the earliest pages of Holy Writ we are told that God “brought the animals to Adam, to see what he would call them.” With open mind and seeing soul, man looked through the form of the animal and spoke its name, and his soul responded to the creature. Something stirred in him which stood in special relationship to that creature, for man is the summary and union of all creation.

And this essence of the thing outside, and this response within man himself, both in living union, were the twofold source of the name spoken by man.

Padre ‘nuestro’

¿Por qué invocamos a Dios como ‘nuestro’ Padre? ¿Qué implica lo de ‘nuestro’? Cuando decimos estas dos palabras, ‘Padre nuestro’, nos referimos a dos relaciones. Antes de ser elegido Papa, el Cardenal Joseph Ratzinger resumió ambas relaciones al escribir, ‘La paternidad de Dios le da a la hermandad de cristianos su base firme.’ i La primera relación es que somos hermanos y hermanas. Esto se expresa con la palabra ‘nuestro’. La segunda, expresada en ‘Padre’, es que somos hijos e hijas. En el Bautismo, entramos a esta vida de la Santísima Trinidad. El Catecismo de la Iglesia Católica declara, ‘No hay más que un solo Dios y es reconocido Padre por aquéllos que, por la fe en su Hijo único, han renacido de Él por el agua y por el Espíritu.’ ii Por el poder del Espíritu Santo y por medio del Bautismo, volvemos a nacer como hermanos y hermanas de Jesús e hijos e hijas del Padre.

La oración de intercesión y la catequesis

La oración de intercesión es importante en la catequesis porque es una oración de caridad en comunión con Cristo. Los israelitas hacían oración de petición para experimentar la presencia de Dios. “Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente: ¿Cuándo iré a contemplar el rostro de Dios?” i Esta oración de los israelitas se cumple en Jesucristo, “único intercesor ante el Padre en favor de todos los hombres” ii. La comunidad cristiana primitiva vivía esta unión en la caridad “al participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones” iii. Los santos, en comunión con Cristo, también oran e interceden por nosotros ya que este amor y preocupación por todos en el cuerpo de Cristo no cesa después de la muerte. Los santos y las santas son “una verdadera nube de testigos” iv quienes “están más íntimamente unidos con Cristo… y [n]o dejan de interceder por nosotros ante el Padre” v.

Esta oración de petición nos lleva a orar como lo hacía Jesús.vi Jesucristo es nuestro mediador; por lo tanto, podemos interceder a favor de los demás y pedirles a los demás que oren e intercedan por nosotros. Es por esto que es tan importante incluir la oración de intercesión cuando catequizamos. La oración de intercesión señala a nuestra celebración eucarística en la Oración de los Fieles y en la Plegaría Eucarística, “Reunidos en comunión con toda la Iglesia, veneramos la memoria ante todo, de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de Jesucristo, Nuestro Dios y Señor; la de su esposo, San José; la de los santos apóstoles y mártires… y todos los santos; por sus méritos y oraciones, concédenos en todo tu protección” vii.

En nuestras sesiones de catequesis presentamos la intercesión al animar a los niños a que hagan oración vocal. Los niños expresan de buena gana sus oraciones a Dios. Podemos enseñarles a los niños que cuando oran por los demás, esto es un acto de la caridad.

Hay muchas maneras por las cuales podemos cultivar la oración de intercesión en el salón de clases.

Sacred Signs: Kneeling

This liturgical meditation is taken from Romano Guardini's book, Sacred Signs.

How does a man hold himself when he is proud? He stands up straight, lifts his head and spreads out his shoulders and makes the most of himself. Everything about him says ‘I am bigger and greater than you!’ But if a man is humble and ‘feels small,’ he bends his head and, as it were, sinks into himself. He ‘lowers himself.’ And the greater the person before whom he stands, the more does he lower himself, and the smaller he feels in his own eyes.

And when do we feel more clearly our littleness than when we stand before God, the great God, who is the same yesterday as today, the same through all the centuries and thousands of years? It is He Who fills this room, this city and the whole wide world; Who stretches far beyond all the starry heaven, and before Whom it is all but a speck of dust. The holy God, pure and just, and of endless greatness. How great He is – and how little I am! So little, that I cannot measure myself against Him; that before Him I am a mere nothing. It stands to reason that I cannot be proud before Him. I truly feel small and could wish to make myself even smaller, so that it may be more in keeping with His presence.

La gracia transformante en el corazón del catequista, 1ª Parte

En el mes de julio, el Fr. Cash se dirigió a un grupo de 300 líderes catequéticos en la Conferencia San Juan Bosco en Steubenville, Ohio. Este artículo está basado sobre esa plática.

El Papa Benedicto XVI, en su homilía con ocasión de la apertura de este gran año santo en honor de San Pablo, dijo que lo primero que buscamos en San Pablo en este año jubilar es la esperanza. Citando su Carta a los Gálatas, el Papa Benedicto dijo:

‘“Vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Ga 2, 20). Todo lo que hace san Pablo parte de este centro. Su fe es la experiencia de ser amado por Jesucristo de un modo totalmente personal; es la conciencia de que Cristo no afrontó la muerte por algo anónimo, sino por amor a él -a san Pablo-, y que, como Resucitado, lo sigue amando, es decir, que Cristo se entregó por él.’

El gran Rabí, Saulo, camino a Damasco para matar a los cristianos, tiene una experiencia increíble: lo tumban de su gran caballo. Es humillado, luego levantado. Jesús le habla, ‘Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?’ Saulo responde, ‘No sé quién eres; no te conozco.

¿Quién eres?’ Luego Nuestro Señor dice, ‘Soy Jesús de Nazaret.’

Ahora la vida entera de Pablo fue profundamente transformada por ese encuentro con el glorioso, resucitado, hermoso Jesucristo. Nada de lo demás quedó igual. Todo lo que había sido grande e importante para él, sus logros académicos, todas sus pertenencias, su importancia en la comunidad, todo eso es basura ahora en comparación con el conocimiento maravilloso de Jesucristo, un conocimiento que supera todo lo demás.

San Pablo y la gracia de sufrimiento

San Paul nos puede ayudar a comprender cómo sufrimiento puede ser una gracia.

¿Dos preguntas han plagado las mentes de cristianos y no cristianos semejantes: por qué sufre allí? ¿Por qué permite Dios sufrimiento? En S. Las escrituras de Paul que encontramos penetraciones profundas en el significado de sufrimiento. Papa John Paul II explica por qué el S. Paul escribe tanto en sufrimiento: ‘El apóstol comparte su propio descubrimiento y rejoices en ello a causa de todo ésos quien lo puede ayudar – así como lo ayudó – comprender el salvific que significa de sufrimiento’ (Salvifici Doloris, 1).

Signos Sagrados: La Señal de la Cruz

En 1927, el gran teólogo Romano Guardini redactó su introducción a una breve serie de meditaciones que compiló bajo el título, Signos Sagrados. Explicó que los “capitulitos de este libro […] tienen por objeto ayudar al esclarecimiento del mundo de la Liturgia.” No se proponen para la catequesis en el sentido común; no son explicaciones del significado de los signos utilizados en la Liturgia, ni son descripciones de cómo llegaron a usarse en la Liturgia. Sus “pequeños ensayos” son más bien un auxilio sencillo para ayudarnos a “descubrir en la forma corpórea el fondo, en el cuerpo el alma, en el suceso terreno la virtud sagrada oculta.” Estos son los signos vivientes, los objetos y acciones por los cuales podemos empezar a comprender la gracia invisible que obra en la Liturgia. “La Liturgia es un mundo de realidades santas y misteriosas, representadas en forma sensible; tiene carácter sacramental.”

Esto, dice Guardini, “sí que es […] educación litúrgica” – proporcionar una “visión viviente” de lo sagrado en y por medio de estos signos. “La contemplación y la acción […] son las dos columnas”, afirma el autor, “en que más acertadamente descansa el edificio” de la enseñanza. Después, podemos iluminar mediante clara doctrina y acompañar nuestras explicaciones con una perspectiva histórica. Pero ante todo, intentemos proporcionar algo de la visión de lo sagrado.

Las entradas de este breve libro nos dicen lo que quiere decir: ‘Las manos’, ‘Arrodillarse’, ‘Caminar’, ‘Estar de pie’, ‘Dar golpes de pecho’ – acciones sencillas y básicas que acompañan a toda la Liturgia. Luego expone sobre los objetos que vemos alrededor nuestro – ‘Los escalones’, ‘Las puertas’, ‘Las velas’, y así sucesivamente. El Sembrador presentará una selección de este libro hermoso e irresistible en nuestros próximos números, como material de apoyo para los catequistas en su educación litúrgica y catequesis, con el doble anhelo de inspirar y de informar.

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