La oración de intercesión es importante en la catequesis porque es una oración de caridad en comunión con Cristo. Los israelitas hacían oración de petición para experimentar la presencia de Dios. “Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente: ¿Cuándo iré a contemplar el rostro de Dios?” i Esta oración de los israelitas se cumple en Jesucristo, “único intercesor ante el Padre en favor de todos los hombres” ii. La comunidad cristiana primitiva vivía esta unión en la caridad “al participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones” iii. Los santos, en comunión con Cristo, también oran e interceden por nosotros ya que este amor y preocupación por todos en el cuerpo de Cristo no cesa después de la muerte. Los santos y las santas son “una verdadera nube de testigos” iv quienes “están más íntimamente unidos con Cristo… y [n]o dejan de interceder por nosotros ante el Padre” v.
Esta oración de petición nos lleva a orar como lo hacía Jesús.vi Jesucristo es nuestro mediador; por lo tanto, podemos interceder a favor de los demás y pedirles a los demás que oren e intercedan por nosotros. Es por esto que es tan importante incluir la oración de intercesión cuando catequizamos. La oración de intercesión señala a nuestra celebración eucarística en la Oración de los Fieles y en la Plegaría Eucarística, “Reunidos en comunión con toda la Iglesia, veneramos la memoria ante todo, de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de Jesucristo, Nuestro Dios y Señor; la de su esposo, San José; la de los santos apóstoles y mártires… y todos los santos; por sus méritos y oraciones, concédenos en todo tu protección” vii.
En nuestras sesiones de catequesis presentamos la intercesión al animar a los niños a que hagan oración vocal. Los niños expresan de buena gana sus oraciones a Dios. Podemos enseñarles a los niños que cuando oran por los demás, esto es un acto de la caridad.
Hay muchas maneras por las cuales podemos cultivar la oración de intercesión en el salón de clases.
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