En este número, miramos específicamente a la catequesis para niños cuyas edades oscilan entre los cuatro y los trece años. En el próximo número de The Catechetical Review, nos dedicaremos a los jóvenes de la edad típica de la educación media superior juntos con los adultos.
Los niños
En todo nuestro discurso sobre las personas con discapacidades, repetimos continuamente que nuestra actitud debe de ser la de Cristo. En esencia, eso significa que debemos de amar. Jesús amaba a los niños: "Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos" (Mt 19:14). También nos dice: "Les aseguro que si ustedes no cambian y se vuelven como niños, no entrarán en el reino de los cielos" (Mt 18:3).
Podemos prever que tendremos niños con muchas discapacidades diferentes en nuestros programas de catequesis. La discapacidad más común será alguna dificultad cognitiva o retos en la comprensión de la lectura. Muchos de nosotros veremos a un niño que se ubica dentro del espectro del autismo. Puede ser que los catequistas voluntarios quienes tengan muy poca preparación para el manejo de estas necesidades especiales relinchen ante el tener a un niño así en su salón de clases ya que se consideran mal preparados para un reto de esta índole. Esto es comprensivo. Sin embargo, Jesús nos dice que dejemos que los niños vengan a Él. No incluía ningún límite ni reserva. Por consiguiente, hay que asegurarnos que todos los catequistas reciban una capacitación básica en la catequesis de niños con necesidades especiales. Fundamentalmente, sin embargo, los catequistas deben de poseer un gran amor por el Señor y un gran amor por los niños.
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