En la última edición, vimos cómo presentar el mensaje del Evangelio a los jóvenes y sugerí que se usaran cuatro razones por la Encarnación como modelo para ese mensaje. Las primeras dos razones eran que fue para salvarnos al reconciliarnos con Dios y para que así pudiéramos conocer el amor de Dios. Estas dos razones están estrechamente relacionadas la una con la otra y son fundamentales para comprender la Buena Nueva de Jesucristo. ¿Qué tanto nos ama Dios? Murió para que fuéramos reconciliados con Él. ¿Por qué haría una cosa así? Porque nos ama tanto.
Pero dejar el tema con tan solo esas dos razones hace del Evangelio nada más que una historia inspiradora. No murió para que nosotros quedáramos iguales.
El experimentar de verdad la libertad del amor de Dios nos llama a vivir una vida nueva. Y entonces, ‘El Verbo se hizo carne para ser nuestro modelo de santidad.’ Las acciones de Dios exigen una respuesta; no podemos volver al statu quo. La respuesta no debe de ser tan solo un ‘sí’ desde nuestros labios, sino un ‘sí’ desde nuestro corazón y nuestra vida. Necesitamos ser como Jesús.
¿Qué significa esto? De nuevo, se encuentra la respuesta en los Evangelios, ‘nuestra fuente principal sobre la vida y la enseñanza del Verbo Encarnado, nuestro Salvador.’ Tanto de palabra como de obra, Jesús nos mostró la manera de vivir: ‘Les he dado un ejemplo para que puedan copiar lo que he hecho por ustedes.’
Es por esto que es tan importante saber quién es Jesús. Sin comprender los Evangelios, la perspectiva que tiene un adolescente sobre Jesús es más conceptual que personal. La pregunta, ‘¿Qué haría Jesús’? encuentra a menudo respuestas de sentimentalismos tibios como, ‘Sería amable,’ o ‘Sería buena gente’.
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