Ministros de la Pastoral Juvenil: colaboración con tu párroco
Como sucede en cualquier relación, la comunicación es lo más esencial; y no hay relación más importante en la pastoral juvenil que la del ministro de la pastoral juvenil con su párroco o vicario. La buena comunicación se basa en comprenderse mutuamente; y antes de que podamos mejorar una buena relación, tenemos que entender exactamente qué tipo de relación es. Así como el matrimonio es mi vocación, el ministerio eclesial es la vocación del pastor. Así que yo le ayudo a él, y guardo siempre presente en mi corazón que estoy atendiendo a su ministerio, no dirigiendo al mío.
Esta actitud es esencial si vas a trabajar de manera efectiva con tu pastor en la pastoral juvenil. Es importante recordar que, aunque tú y tu pastor tengan quizás una amistad, en cuanto al ministerio, nunca son semejantes. Sí, debes de compartir con él lo que sucede en el ministerio, pero él no va a reciprocar compartiendo contigo todo lo que sucede en la parroquia. No puede; mucho de eso es confidencial. Tú le rindes informes a él, no al revés.
Compartiendo el mensaje evangélico con los adolescentes, segunda parte
En la última edición, vimos cómo presentar el mensaje del Evangelio a los jóvenes y sugerí que se usaran cuatro razones por la Encarnación como modelo para ese mensaje. Las primeras dos razones eran que fue para salvarnos al reconciliarnos con Dios y para que así pudiéramos conocer el amor de Dios. Estas dos razones están estrechamente relacionadas la una con la otra y son fundamentales para comprender la Buena Nueva de Jesucristo. ¿Qué tanto nos ama Dios? Murió para que fuéramos reconciliados con Él. ¿Por qué haría una cosa así? Porque nos ama tanto.
Pero dejar el tema con tan solo esas dos razones hace del Evangelio nada más que una historia inspiradora. No murió para que nosotros quedáramos iguales.
El experimentar de verdad la libertad del amor de Dios nos llama a vivir una vida nueva. Y entonces, ‘El Verbo se hizo carne para ser nuestro modelo de santidad.’ Las acciones de Dios exigen una respuesta; no podemos volver al statu quo. La respuesta no debe de ser tan solo un ‘sí’ desde nuestros labios, sino un ‘sí’ desde nuestro corazón y nuestra vida. Necesitamos ser como Jesús.
¿Qué significa esto? De nuevo, se encuentra la respuesta en los Evangelios, ‘nuestra fuente principal sobre la vida y la enseñanza del Verbo Encarnado, nuestro Salvador.’ Tanto de palabra como de obra, Jesús nos mostró la manera de vivir: ‘Les he dado un ejemplo para que puedan copiar lo que he hecho por ustedes.’
Es por esto que es tan importante saber quién es Jesús. Sin comprender los Evangelios, la perspectiva que tiene un adolescente sobre Jesús es más conceptual que personal. La pregunta, ‘¿Qué haría Jesús’? encuentra a menudo respuestas de sentimentalismos tibios como, ‘Sería amable,’ o ‘Sería buena gente’.
Compartiendo el mensaje evangélico con los adolescentes
El Catecismo hace una pregunta que es tan sencilla, más sin embargo es una que a muchos de nosotros nunca se nos ha ocurrido preguntar: ‘¿Porqué el Verbo se hizo carne?’
La asombrosa respuesta está al corazón del mensaje evangélico y del discurso misionero que invitamos a los adolescentes a oír y aceptar en sus corazones.
‘El Verbo se encarnó para salvarnos reconciliándonos con Dios.’ i Jesús nació para morir, para sacrificarse para que nosotros fuéramos reconciliados con Dios. Dios nos salvó ‘enviando a su propio Hijo, en una carne semejante a la del pecado, y como víctima por el pecado. Así Él condenó el pecado en la carne’. ii
No hay nada más dramático que la historia de nuestra salvación, pero para poder comprenderla, debemos de contarla como cualquier otra historia: en orden.
Un ministerio orgánico y comprensivo para los jóvenes
Bob Rice nos proporciona un bosquejo de cómo la pastoral juvenil puede seguir los mismos caminos con los que Dios nos pastorea.
El documento del USCCB [Conferencia de los Obispos Católicos de los Estados Unidos], Renewing the Vision [Renovando la visión], enlistó los ocho componentes esenciales para el ministerio juvenil: la propugnación, la catequesis, la vida comunitaria, la evangelización, la justicia y el servicio, el desarrollo del liderazgo, el cuidado pastoral, y la oración y el culto. Sin embargo, muchos no entienden cómo se deben de entrelazarse.
Entonces, ¿cómo podemos describir la conexión orgánica que debería de existir entre estos componentes del ministerio juvenil? Jesús nos dijo, ‘El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en su campo. Es ciertamente más pequeña que cualquier semilla, pero cuando crece es mayor que las hortalizas, y se hace árbol, hasta el punto de que las aves del cielo vienen y anidan en sus ramas’ (Mateo 13, 31.32). Así que permítanme construir sobre esta parábola para demostrar cómo los componentes de la pastoral juvenil pueden trabajar juntos.
Antes de que pueda crecer cualquier cosa, se tiene que labrar la tierra. Esta es la obra de la propugnación. Los jóvenes necesitan un lugar donde pueden crecer y ser pastoreados. Están en crisis, y se requiere que se establezcan medidas drásticas para alcanzarlos. Necesitan un compromiso de parte de la parroquia (y de la diócesis) en cuanto al tiempo, talento, y tesoro para luchar contra una cultura que es codiciosa de su atención y su devoción. No te esperes a que vayas a tropezar con tierra fértil para el ministerio con los jóvenes; tienes que trabajar para obtenerla.
Ministrando a los jóvenes en una cultura saturada por los medios masivos de comunicación
El Ágora era el mercado principal de Atenas, el centro de la vida de la ciudad. Fue allí donde se discutían ideas nuevas, se usaban las modas más nuevas, se compraba y se vendía lo más nuevo. En breve, fue el corazón de la cultura ateniense.
¿Dónde está entonces el Ágora para la juventud? Todo señala hacia los medios. En un estudio recientemente dado a conocer por la Fundación Kaiser para la Familia sobre el consumo de los medios en niños y jóvenes entre 8 y 18 años de edad en los Estados Unidos, concluyeron:
‘A lo largo de los últimos cinco años, los jóvenes han incrementado la cantidad de tiempo que pasan consumiendo a los medios de comunicación por una hora y diecisiete minutos al día, de 6:21 a 7:38 – casi la cantidad de tiempo que la mayor parte de los adultos pasan en su trabajo todos los días, con la excepción de que los jóvenes utilizan a los medios siete días por semana en lugar de cinco. Además, dado el tiempo total que pasan utilizando más de un medio a la vez, la juventud de hoy mete un total de 10 horas y 45 minutos de contenido mediático en sus 7 horas 30 minutos – un incremento de 2 horas 15 minutos exposición mediática por día a lo largo de los últimos cinco años.’
El documento continúa diciendo que el incremento más grande de medios de comunicación juveniles en los últimos cinco años ha sido en las comunicaciones móviles. El 66% de las personas entre los 8 y los 18 años tiene un teléfono celular con capacidad mediática, la cual utilizan más para jugar juegos y mirar películas que para comunicarse.
Éstas son estadísticas que alteran la mente, y señalan hacia una realidad cruda: la juventud no consume a los medios. Los medios los consumen a ellos.
Youth & Young Adult Catechesis: From Education to Transformation
St. John Bosco, the patron saint of working with youth, was known not only for how he taught the boys about the faith but how he formed them in the faith. John Paul II, in his letter Iuvenum Patris, wrote that St. John Bosco’s concern for the evangelization of his boys ‘was not limited to catechesis alone, nor to liturgy alone, nor to those religious practices which call for an explicit exercise of faith and lead to it, but covered the whole vast sector of the youth condition.’
St John Bosco did not only want his students to succeed in faith; he wanted them also to succeed in life. He knew that leading the boys to holiness required an orthodox curriculum. And he saw that it required other things as well. It involved him in building community, in job training, in involvement in government, in a whole range of social interactions, in finding the boys a place to live, and so on.
The National Directory for Catechesis, released by the United States Conference of Catholic Bishops, seems to agree with the saint’s vision. ‘The most effective catechetical programs for adolescents are integrated into a comprehensive program of pastoral ministry for youth that includes catechesis, community life, evangelization, justice and service, leadership development, pastoral care, and prayer and worship.’[i]
The phrase ‘comprehensive program’ and the list of components involved came out of Renewing the Vision, a USCCB document about youth ministry. Some wondered, ‘Are the bishops saying only youth ministry can do effective catechesis? Can nothing be done in the classroom anymore?’
La catequesis de jóvenes y jóvenes adultos: Partiendo desde la educación hacia la transformación
San Juan Bosco, el santo patrón del trabajo con la juventud, era conocido no solamente por la manera en que les enseñaba a los niños acerca de la fe, sino también por la manera en la que les formaba en su fe. Juan Pablo II, en su carta Iuvenum Patris, escribió que la preocupación de San Juan Bosco por la evangelización de sus jóvenes ‘no se limita a la catequesis, o a la liturgia, o a los actos religiosos que requieren el ejercicio explícito de la fe y a ella conducen, sino que abarca todo el dilatado sector de la condición juvenil.’(1)
San Juan Bosco no solo quería que sus jóvenes tuvieran éxito en la fe; quería también que tuvieran éxito en la vida. Sabía que el conducir a los chicos hacia la santidad requería un ortodoxo plan de estudios. Y vio además que se requería de otras cosas. Lo involucraba en la edificación de la comunidad, en la capacitación laboral, se metía en el gobierno, en toda una gama de interacciones sociales, en encontrarles un lugar para vivir, etc.
Catequesis de jóvenes y jóvenes adultos: Comunicando nuestro amor por los adolescentes
¿Estamos comunicando nuestro amor por lo jóvenes y jóvenes adultos en maneras que ellos pueden entender?
Había un muchacho en mi grupo juvenil, llamémosle David, quien me dijo que sus papás no lo amaban. ‘Me meten en cada actividad para que nunca me tengan que ver; cuando estoy en casa ambos trabajan, y cuando me frustro con ellos, me dan un regalo –¡como si me pudieran sobornar!’ Sin embargo, sus papás tenían una perspectiva totalmente distinta: ‘Lo llevamos en auto a todas partes para que se pueda divertir en la escuela, trabajamos dos empleos para asegurar que cumplamos con todas sus necesidades, ¡y hasta le compramos regales caros para que sepa cuánto lo queremos!’
Me sentí como el carcelero del clásico del cine, Cool Hand Luke, cuando les dije, ‘Lo que tenemos aquí es un fracaso en la comunicación.’
San Juan Bosco, el santo patrón de la pastoral juvenil, dijo que es importante ‘no solamente que los muchachos sean amados, sino que ellos sepan que son amados.’0 No me cabe la menor duda de que los que trabajamos con los jóvenes los amamos de verdad (no lo hacemos por el dinero). Pero, ¿lo saben ellos? ¿Estamos comunicando nuestro amor por ellos de manera que ellos lo comprendan?
El amor debe de comunicarse no solo entre padre e hijo, sino también entre el catequista y la persona que recibe la fe. ‘Si la necesidad emocional de amor que tiene el niño no ha sido satisfecho, entonces la idea teológica de un Dios amoroso tendrá poco sentido para el adolescente.’ii
Catequesis para jóvenes y jóvenes adultos: Una búsqueda de corazón para los ministros de jóvenes
En 2005, los resultados de un estudio vanguardista sobre la religiosidad de los adolescentes en los Estados Unidos fueron publicados en Soul Searching: The Religious and Spiritual Lives of American Teenagers [A la búsqueda del alma: las vidas religiosas y espirituales de jóvenes americanos] de Christian Smith. Se encuestaron miles de jóvenes de una variedad de procedencias sociales y religiosos para intentar comprender qué es lo que creen los jóvenes, y cómo la fe juega un papel en sus vidas diarias.
A los jóvenes católicos les fue bastante mal en comparación con sus homólogos protestantes en lo que es vivir su fe o articular lo que creen. Recuerdo que cuando primero se dio a conocer el estudio sobre los jóvenes, los ministros juveniles y organizaciones para el ministerio con jóvenes en los EEUU adoptaron en gran parte posturas defensivas, pero con el paso de los años, el estudio ha sido aceptado prácticamente universalmente.
Aunque fueron encuestados jóvenes de todas las razas, demografías y denominaciones, encontraron un ‘credo’ común al cual la gran mayoría de los adolescentes adhieren. La frase utilizada por el autor para describir esta creencia es ‘Deísmo Moral Terapéutico’. Es ‘Moral’ porque Dios quiere que seamos buenos los unos con los otros. Recuerdo que hace muchos años era la moda llevar pulseras ‘WWJD’. Las siglas representaban la pregunta ‘¿Qué haría Jesús? [en inglés, ‘What Would Jesus Do?’]. Sin embargo, al preguntarles a los adolescentes qué pensaban que significaba, me contestaban, ‘ya sabes, ser amable con la gente y cosas así’. Para muchos jóvenes, ‘ser amable’ es un resumen de la vida moral a la que Dios les llama.
An Organic and Comprehensive Ministry for Youth
Bob Rice provides a picture of how youth ministry can follow God’s ways of ministering to us.
The USCCB document, Renewing the Vision, listed eight necessary components of youth ministry: advocacy, catechesis, community life, evangelization, justice and service, leadership development, pastoral care, and prayer and worship. But many don’t understand how they should connect with each other.
So how can we describe the organic connection that should exist between these components of youth ministry? Jesus told us, ‘The kingdom of God is like a mustard seed which a man took and sowed in his field. It is the smallest of all the seeds, but when it has grown becomes the biggest of shrubs and becomes a tree, so that the birds of the air can come and shelter in its branches’ (Matthew 13:31-32). So let me build on that parable to show how the components of youth ministry can work together.