Dios no es equitativo.
¿Te llamó eso la atención?
De niños, a menudo nos enseñan que la ‘equidad’ es el meollo de la moralidad. ‘Haz a los demás lo que quisieras que te hagan a ti’ se diluye a ‘sean equitativos los unos con los otros’. Si a una persona le toca hacer algo, entonces los demás también deben de tener el derecho de hacerlo también. El argumento acerca del matrimonio entre homosexuales, ¿no tiene sus raíces en la cuestión de este principio de equidad?
Confundimos la virtud de la justicia que es, ‘la virtud moral que consiste en la voluntad constante y firme de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido’[i] con la equidad, que significa ‘libre de favoritismo hacia un lado u otro’[ii].
La justicia es un acto moral basado en la verdad; la equidad es una noción seglar que se basa en igualdad e imparcialidad. Ya que vivimos en una cultura pos-moderna que niega la ‘verdad’, nos enseñan que tenemos que agarrar el denominador común más bajo que es ‘ser parejos’.
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