Kelly Colangelo nos recuerda que las actividades de servicio son las primeras y más importantes oportunidades para servir a Cristo en los otros.
San Vicente de Paúl dijo: “Vayan con los pobres y encontrarán a Dios”. Algunas veces, vamos a los pobres, pero se nos olvida que estamos buscando y sirviendo a Cristo. Sin embargo, el servicio comunitario es la donación de nosotros mismos para ayudar a otros, más que tan sólo un “proyecto completado” u “horas contabilizadas”. Como Jesús dijo: “Sepan que el Hijo del Hombre no ha venido para ser servido, sino para servir” (Mc 10, 45).
En años recientes, el servicio comunitario y el voluntariado han jugado un papel integral en la vida de los jóvenes. Esto puede ser resultado de un requerimiento escolar y/o eclesiástico; sea como sea, la participación activa en el servicio comunitario está en auge entre los jóvenes. Con una participación incrementada en el servicio comunitario uno podría esperar que esto significara que más jóvenes estuvieran creciendo en su relación con el Señor y estuvieran poniendo su fe en acción. Desgraciadamente, esto no siempre es el caso. Uno podría sospechar, de hecho, que hay más y más divulgación, pero la presencia de Dios está menguando.
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