William Newton ayuda a los catequistas a pensar en las categorías que se deben de utilizar para presentar el entendimiento que tiene la Iglesia sobre la homosexualidad y las uniones del mismo sexo.
Al transmitir la fe, o al ayudar a las personas a que profundicen su comprensión de la misma, la visión que tiene la Iglesia de la sexualidad humana debe, claro está, de abordarse. El primer objetivo de una tal catequesis es de ensalzar las bendiciones de la sexualidad, especialmente con relación al matrimonio, pero debería, nos dice la Iglesia, ‘proporcionar un buen contexto dentro del cual tratar la cuestión de la homosexualidad.’
Aparte del miedo entendible que se tiene de abordar este tema, dado el ambiente cargado que lo rodea actualmente, existe también la dificultad de que algunos de los argumentos tienen cierta complejidad. Aquí, propongo desentrañar algunos de los argumentos de la Iglesia de tal manera que queden claros y, espero, comunicables. La clave para esto, me parece, es tener claridad en cuanto a tres distinciones. Una vez que éstas se hayan entendido, la lógica convincente de la postura de la Iglesia viene a la luz. Las tres distinciones son: la distinción entre el acto, la inclinación y la persona; entre la tolerancia y la promoción; y entre el bien particular y el bien común.
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